Dio un paso hacia el interior del aula y oyó la puerta cerrándose tras ella. Se giró, vio a Paloma30 irse. "Dios mío, no me lo puedo creer" pensó.
Echó un primer vistazo al aula. Todo era tan Paloma... Las paredes estaban repletas de cosas, horror vacui le habían dicho siempre. Parecía su habitación con veinte años. Citas célebres, imágenes de los cuadros más icónicos, la estantería llena de libros, dibujos de los alumnos ¿Pero qué enseñaba esta mujer, por Dios? Había de todo. Tendría que acercarse a los libros de la estantería. Se acercó con cuidado, no quería que si pasaba un profesor por el pasillo pensara que estaba robando o algo parecido. De cerca pudo ver algunos títulos. Paloma20 sonrió. Se le volvió a caer una lagrimilla. Estaba muy contenta por aquella decisión que tomó alguna Paloma años atrás.
Volvió a mirar las paredes. Esta vez con minuciosa observación. Ahí había cosas que estaban colgadas desde hacía años, se notaba. Otras eran bastante recientes. La impresión que le había dado el aula es que al parecer, Paloma dejaba que cualquiera pusiera cosas en su pared. Eso daba pie a que alguno quisiera ir de listillo y pusiera algo ofensivo. Pero no, no encontró evidencia. Todo era inspirador, artístico, o simplemente cotidiano. Pero nada de maldad. Qué bonito, qué gusto estar allí. Daba la sensación de que todo el mundo era válido para aportar. Sin poder darse cuenta, tenía detrás una niña que le miraba sigilosamente. Se dio cuenta porque sonó una silla arrastrándose, "vaya, eso no ha cambiado".
Paloma20 se giró, miró a la niña, que también tenía el pelo azul eléctrico. Le sonrió, ella le devolvió la sonrisa. Poco a poco fueron entrando más chavales. Calculaba que rondarían los quince años "Qué buena edad me ha tocado para ver a Paloma30".
Buscó la silla que Paloma30 le había dicho que ocupara. Se sentó delicadamente. El aula ya estaba llena de adolescentes. Algunos muy ruidosos, otros con picardía que hablaban entre ellos sobre Paloma20 como si esta no les oyera. Hizo su eyerolling característico. Estos jóvenes... La verdad es que les observaba con una sonrisa en la boca. Le gustaba lo que veía. Diversidad. Menos mal, qué bonito. La apariencia no era precisamente algo por lo que podría llamar la atención. De verdad que se alegraba. Además pudo ver un par de parejitas que se hacían ojitos y se daban la mano. Entró Paloma30, se soltaron la mano deprisa y se fueron colocando, no sabía exactamente si cada uno tenía su lugar o se habían puesto como habían querido en ese momento. La distribución de las mesas era curiosa: no estaban en filas como antiguamente. Tampoco en "U". La clase parecía más bien una cafetería. La pizarra tradicional brillaba por su ausencia, demasiado había tardado en darse cuenta, parece que no distaba mucho de la realidad de 2020.
Paloma30 les advirtió que aquella chica se encontraba allí porque quería aprender a ser profesora, así que debían darle buena impresión, no se fuera a arrepentir.
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