Me suena raro a mí esto del TIC. Lo confieso desde el principio para que no os asustéis conforme vayáis leyendo y os deis cuenta de que la herramienta más innovadora que utilizo puede que sea del pleistoceno.
El primer ordenador que entró en casa lo hizo allá por el año 1997. ¡Y con conexión a internet! ¡Qué cosa tan moderna y tan avanzada! "Voy a ver cómo funciona esto", me dije a mí misma. Se fundió el aparato y no estoy bromeando (solo exagerando). Pero sí que es cierto que desde ese momento, y durante muchos años, ordenador que caía en mis manos, ordenador que embrujaba (o que se colgaba, utilizando la jerga adecuada). Primer recurso que aprendí: Ctrl+Alt+Supr. Por suerte, conseguí deshacerme de esa maldición pero comenzó otra: la de ir siempre en el vagón de cola en cuanto a tecnologías. Y claro, eso no me ha permitido tener una gran habilidad a la hora de moverme por estos mundos virtuales.
Sin embargo, no voy a quitarme méritos, que más de una cosita la he aprendido por mi cuenta viendo muchísimos tutoriales en YouTube. Que Word parece fácil, sí. Pero cuando quieres añadir un índice para tu TFG y te das cuenta de que el botón de justificado no sirve para nada, piensas que debe de haber algún modo de hacerlo sin descuadrar toda la página. Efectivamente: ese método desconocido se llama insertar tabla de contenidos, así de fácil.
Pasando por herramientas como Excell, la cual he utilizado muchísimo en mis distintos trabajos, o Acrobat Reader, llego a conocer uno de los recursos a los que más cariño tengo y que descubrí haciendo un curso del INEM: Prezi. Es cierto que a día de hoy no lo utilizo con tanta frecuencia, pero durante el tiempo que estuve haciendo aquel curso fue mi arma favorita. A día de hoy diría que me conformo con el tradicional PowerPoint, ya que te permite más libertad a la hora de insertar vídeos. Mi más reciente descubrimiento ha sido Movie Maker, herramienta que utilicé en este primer cuatrimestre para elaborar mi Autobiobibliografía, ¡con música y todo! Una maravilla de herramienta, aunque sudé tinta china hasta que conseguí montar el vídeo tal y como yo quería.
Sin duda alguna, la aplicación más provechosa en estos tiempos de máster es Whatsapp. ¿Qué haría sin ella y sin mis compañeros? Gracias a esta aplicación me mantengo casi, casi al día de todo lo que se cuece y de las dudas que a todos nos asaltan. La sensación de estar perdida en un mundo desconocido me acompaña desde el primer día, pero aquí sigo, intentando asimilar conceptos cada vez menos extraños y cada vez más útiles. ¿Y qué decir de Facebook? Lo descubrí hace ya unos cuantos años, más de 10. Sin embargo, no fue hasta que surgieron los grupos de la carrera cuando empecé a verle la utilidad. Gracias a estos grupos, igual que el que comparto con mis compañeros de máster, conseguí aprobar muchas asignaturas: compartíamos apuntes, penas, alegrías, dudas, respuestas, risas y llantos. El apoyo moral es, sin duda, fundamental. Aunque sea de un modo virtual.
En estos tiempos que corren toca ponerse las pilas en cuanto a tecnologías. Ya hemos visto la fragilidad del ser humano, cómo un bicho microscópico ha conseguido encerrarnos a todos en casa cantando en los balcones. Pero el mundo no se puede parar. Así que ahora toca animarse a seguir conociendo herramientas tecnológicas para seguir aprendiendo y ayudar a aprender.
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