Poco se habla de Isabel Oyarzábal, autora destacada de los primeros años del siglo XX. Si algo es característico de Isabel de Palencia, como solía firmar sus obras, son sus múltiples facetas: periodista comprometica con lo político y lo social, activista por los derechos de la infancia, defensora de la II República y de la cultura española. Junto con Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán, fue una gran defensora de los derechos de la mujer. A pesar de que su figura ha estado ausente en el panorama literario, la biblioteca virtual Miguel de Cervantes la incluye en su catálogo con el fin de restituir una figura indispensable en el panorama cultural de la época. Entre sus trabajos podemos encontrar obras teatrales, cuentos, novelas, ensayos críticos y más de un centenar de artículos periodísticos.
De padre malagueño y madre escocesa, Isabel creció en el seno de una familia burguesa. Su primer contacto con el teatro fue en el año 1898, cuando actuó en el teatro Cervantes de Málaga en una función benéfica de Cruz Roja por los heridos españoles en la guerra de Cuba. Por otro lado, en sus viajes a Escocia conoció a Eunice Murray y Mrs. Despard, sufragistas y defensoras de los derechos de la mujer, quienes influyeron en su modo de pensar de una manera determinante.
Su interés por el teatro aumenta y decide, en contra de la opinión familiar, trasladarse a Madrid. Una vez allí, se unió a la compañía teatral Tubau-Palencia y realizó críticas teatrales en las páginas de El Sol desde 1918 hasta 1920. Por aquellos años, su casa se convirtió en un centro de reunión de artistas y escritores.
Comienza a desarrollar su faceta periodística al fundar la primera revista femenina: La dama y La Vida Ilustrada (1907-1911). Esto le abrió distintas puertas a otras publicaciones dentro y fuera de España.
A nuestros alumnos de secundaria les proponemos que sean ellos ahora los periodistas. Para ello, deberán leer el artículo de Oyarzábal El calvario de unas maestras, recogido en la selección de Amparo Quiles. A partir de las ideas que extraigan de dicho artículo, tendrán que crear el suyo y deberán apoyar o rebatir lo que defiende la autora, que en este caso firma con el pseudónimo Beatriz Galindo.
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