Alicante
rima con guisante. Mi primer guisante me tuvo en vela toda la noche. Yo aún
diría más: ¡me tuvo en vela toda la noche! El muérdago –cortado con hoz de oro–
sazonó la primera marmita de mi infancia. Cuando era pequeña, en casa de mi
abuela siempre había versos fritos para cenar y dos huevos duros. ¿La sopa?
¡Puaj! No podía ni verla. Y eso de comer anguilas me parecía ¡inconcebible! (“siempre
usas esa palabra”, me diréis, “aunque no creo que signifique lo que tú crees”).
Ahora bien, las primeras tostadas francesas de mi padre, ¿cómo olvidarlas? Por
aquel entonces, aún quedaba con Matilda todos los viernes para merendar
tortitas, y en los recreos, las rebanadas de pan con mermelada de Alcestes eran
la envidia de la pandilla. Yo, en un rincón del patio, devoraba mis grageas y,
salvo cuando caía alguna rana de chocolate, miraba aquellas hogazas laminadas con
ojos golositos, como el gato a la pastora.
Con la
adolescencia vinieron los tomates verdes fritos y las pipas de girasol que
ronchábamos en el parque y que siempre me sabrán a balalaika. En un curioso
incidente a medianoche, alguien optó por el güisqui on the rocks y yo por el “¡Póngame lo mismo que a ella!”. En el
instituto he aprendido que para legumbres, las del garbancero, y que la olla al
hervir borbollonea; he descubierto cuántas lágrimas de cocodrilo puede derramar
un canalla por un laurel. Que aquí sólo hay dulcineas y hartas de ajos, por
mucho que digan que “qui no té all, té ceba”, escarcha cerrada y pobre. Pero
dejemos la filosofía para otro banquete y que no acabe como el de Viridiana,
que con la pelea del otro día entre aquellos dos, que acabaron lanzándose besugos
y rábanos en cuaderna vía, ya hemos tenido suficiente.
Pero bueno,
por ahora os dejo, que mi madre me manda a lo de Manolito. Lleva unos días
pregonando no sé qué de unas nuevas delicatessen que Felipe dice que crujen como
los muelles de una cama desvencijada. Susanita soltó que teniendo ella una
morcilla que en el asador reviente, para qué va a andarse con “mondongos”. ¡Será
papafrita!
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